La primera novela que leí de Millás fue Visión del ahogado, porque la leía mi padre. Seguramente se la había recomendado su amigo Rodríguez Rivero. Luego leí Papel mojado. Me gustó, y aún me sigue pareciendo una buena novela.
Lo que no recuerdo es cuándo dejé de leer novelas de Millás.
Un buen día dejaron de interesarme las novelas que escribía Millás. Quizá el mismo día (puede que fuera jueves) en que dejaron de interesarle a él las novelas que él mismo escribía.
Lo que sigo leyendo con gran interés son sus columnas. Millás forma parte de ese grupo de novelistas algo impostores porque, en realidad, son grandes articulistas. Millás es uno de los mejores en ese género.
Millás escribió hace muchos años una novela llamada Letra muerta. En ella, un individuo que forma parte de un grupo de activistas clandestinos se introduce en una especie de congregación religiosa a la que detesta. ¿Con qué fin? Para dinamitarla desde dentro o llevar a cabo alguna acción de lucha en el interior. Es una especie de topo. ¿Qué ocurre? Pues que, sin darse cuenta, acaba siendo poseído por el espíritu de cuerpo de la congregación, se apodera de él, acaba convertido en uno de ellos, porque es muy difícil vivir de una forma y seguir pensando de otra distinta, vivir emboscado, hacer una cosa y pensar otra.
Rafael Reig
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miércoles, 17 de octubre de 2007
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