
En el exilio, Canetti se obsesionó con la elaboración de un extenso estudio sobre las masas y su relación con el poder; con esa obra singular, con la que pretendía pasar a la historia como pensador ecléctico, quería "agarrar el siglo XX por el cuello". El macroestudio, titulado Masa y poder, vería la luz en 1960, pero los trabajos intelectuales para la obra duraron diecinueve años. Canetti leía sin parar, filosofía, sociología, antropología, todo le interesaba y lo agotaba. Para hallar "alivio mental" a semejante tensión, comenzó a anotar casi a diario "apuntes" sueltos que apenas si tenían que ver con la obra que lo obsesionaba. Eran noticias breves, rápidas e imprevistas consignadas en pocas palabras, que a menudo adoptaban la forma de sentencias y aforismos, de diversa temática e índole: el amor, la muerte, el género humano; observaciones sobre su entorno o sobre sí mismo, o también fantasías, esbozos literarios y hasta microrrelatos. Ramalazos de espontaneidad que en un principio compartía con Veza y que, al cabo del tiempo, continuó escribiendo para sí mismo, puesto que se convirtió en costumbre y en respiradero necesario. Poco tenían que ver los "apuntes" con sus "diarios" propiamente dichos, a los que también se consagraba -éstos verán la luz en el año 2024-; en los primeros no consignaba acontecimientos cotidianos, y huía siempre de la primera persona del singular.
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