Un amigo viajó ayer a través de una barriada chiíta, en Ciudad al Sader. Me dijo que había jóvenes a la vista de todos enterrando improvisados explosivos en las calles. Cavaban un agujero profundo en el asfalto, enterraban el explosivo, lo cubrían de tierra y ponían encima un neumático viejo o una lata de plástico para advertir a los vecinos de la trampa. Me contó también que la mayoría de las carreteras de Ciudad al Sader tienen una docena de minas cada pocos metros. Su coche tuvo que serpentear entre ellas para evitarlas. Escondidos detrás de cada muro, hay iraquíes enfadados, listos para detonar los explosivos tan pronto llegue un convoy estadounidense. Y esto es territorio chiíta, esa población que se supone que ama Estados Unidos por liberar Irak.
http://www.escolar.net/MT/archives/001371.html
domingo, 31 de diciembre de 2006
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